A finales de la década de los cincuenta del pasado siglo surge como fenómeno de masas en Europa un nuevo género cinematográfico. Se trata del Western a la europea, una especie de pariente pobre de aquel que estaba dando sus últimas bocanadas en los EEUU, aunque manteniendo la inercia necesaria para rodar alguna que otra obra maestra, auténticas joyas, crepusculares, que determinarán el canto del cisne del western americano.
Será a partir de 1965 cuando la producción de este tipo de películas se lleve a cabo de forma masiva, sirva de ejemplo 1967, año en el que se realizan en España un total de 34 películas, de las cuales dos son producciones íntegramente nacionales, nombres como Romero Marchet, Sergio Leone, Giancarlo Parolini, Antonio Román, Juan Xiol, o Eugenio Martín desgranaran títulos como “El sabor de la venganza”,“Ringo de Nebraska”, “El precio de un hombre”,” Río maldito”, “El hijo del pistolero” etc. La avalancha es de tal magnitud que entre los años 1960 a 1980 se filman más de 600 Westerns.
Cuando los primeros westerns europeos llegaron a nuestras pantallas, nada hacía presagiar que el recién nacido venía para quedarse, pero así fue. Del mismo modo, que nadie se aventuraba a vaticinarles un halagüeño futuro comercial, y mucho menos que en el plano eminentemente artístico, pasados los años, pudiésemos rescatar un buen puñado de películas.
El fenómeno del western se coló en nuestro país por la puerta trasera, acaparando las programaciones de los cines de barrio, espacios donde era mucho más fácil camuflar y al mismo tiempo rentabilizar un sucedáneo de una calidad artística muy inferior al original e infinitamente más modesto en el apartado económico.
En lo económico, el fenómeno no fue mucho más allá de la contratación de algunos, pocos, actores americanos de segunda línea y la americanización de los castizos apellidos de los actores patrios. Dando paso a un totum revolutum, inmensamente atractivo para determinado tipo de público que, en no pocas ocasiones, derivó en sólidas ganancias para los escasos productores que apostaron por el género.
Será a partir de 1965 cuando la producción de este tipo de películas se lleve a cabo de forma masiva, sirva de ejemplo 1967, año en el que se realizan en España un total de 34 películas, de las cuales dos son producciones íntegramente nacionales, nombres como Romero Marchet, Sergio Leone, Giancarlo Parolini, Antonio Román, Juan Xiol, o Eugenio Martín desgranaran títulos como “El sabor de la venganza”,“Ringo de Nebraska”, “El precio de un hombre”,” Río maldito”, “El hijo del pistolero” etc. La avalancha es de tal magnitud que entre los años 1960 a 1980 se filman más de 600 Westerns.
Cuando los primeros westerns europeos llegaron a nuestras pantallas, nada hacía presagiar que el recién nacido venía para quedarse, pero así fue. Del mismo modo, que nadie se aventuraba a vaticinarles un halagüeño futuro comercial, y mucho menos que en el plano eminentemente artístico, pasados los años, pudiésemos rescatar un buen puñado de películas.
El fenómeno del western se coló en nuestro país por la puerta trasera, acaparando las programaciones de los cines de barrio, espacios donde era mucho más fácil camuflar y al mismo tiempo rentabilizar un sucedáneo de una calidad artística muy inferior al original e infinitamente más modesto en el apartado económico.
En lo económico, el fenómeno no fue mucho más allá de la contratación de algunos, pocos, actores americanos de segunda línea y la americanización de los castizos apellidos de los actores patrios. Dando paso a un totum revolutum, inmensamente atractivo para determinado tipo de público que, en no pocas ocasiones, derivó en sólidas ganancias para los escasos productores que apostaron por el género.
2 comentarios:
Esto se merece un trago...pero sólo uno!
THANKXXX a lot ! By the way : great Blog !
Frank
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