"La Droga"
LOS POLARES por Antonio Castro
Los Polares fueron una de las escasas bandas barcelonesas de la década de los años 60 que, al igual que Los Salvajes, Los Atilas o Los Stop, los mallorquines The Runaways, o los valencianos Los Huracanes, tuvieron la oportunidad de realizar unas prolongadas giras por la República Federal de Alemania.
El nacimiento del grupo, como quinteto, acaeció entre finales de 1964 y comienzos de 1965 en Masnou, localidad próxima a Barcelona, la ciudad donde dieron sus primeros pasos como formación musical. En el verano de 1965, Los Polares se desplazan a la Costa Brava, a Malgrat de Mar, localidad gerundense en la que son contratados para actuar en un hotel-restaurante, llamado «Sabina». En algunas ocasiones, también, ejercían de sustitutos provisionales de Los Salvajes, que tenían su residencia veraniega en un local nocturno próximo, denominado «Los Flamencos».
Los dueños alemanes del «Hotel-Restaurante Sabina», tendrán una capital importancia en el devenir de la trayectoria musical de Los Polares, ya que una vez acabada la temporada estival, la pareja germana propone a la banda, bajo su protección, que se desplacen a la República Federal de Alemania, con la intención de que se pulan musicalmente, y se empapen con las nuevas modas, vigentes en Europa, intentando repetir la aventurera experiencia de Los Salvajes. Los componentes del grupo deciden dar un paso al frente, muy arriesgado por aquel entonces, y hacerse profesionales de la música. Para lograr alcanzar ese difícil reto, la puesta en escena de su andadura musical profesional como conjunto, habrá de hacerse, necesariamente, desplazándose a Alemania.
A lo largo de la estancia de Los Polares en tierras germanas, tuvieron la fortuna de poder curtirse en el circuito de clubes teutones, que por aquel entonces, estaban a la vanguardia mundial del Rock. Este fue, sin lugar a dudas, un buen lugar de aprendizaje, y a la vez, para el estreno profesional de los primeros compases del grupo. Llegaron a actuar durante una semana en el mítico «Star Club» de Hamburgo, y en otros locales similares. En tierras alemanas dejaron grabados algunos discos (inencontrables a día de hoy), dos singles/EP’s, que se titularon: “Disc Polares show band” y “Folk beat” (el segundo disco incluía instrumentos extraños en las canciones de Rock, como eran un arpa y un chelo).
A su vuelta, ya en el año 1966 con su amplio bagaje estilístico, traído como equipaje de su estancia en Alemania, firman un contrato discográfico que les unió con el sello Sonoplay. Esta compañía, que más tarde se convertiría en Movieplay, estaba radicada en Madrid. Por aquel entonces, en 1966, bajo la dirección artística del argentino -afincado en la España de los sesenta-, Adolfo Waitzman, tenía un catálogo netamente «mod»: The End, Glynt Johns, The Mode, Canarios y Pop-Tops. Tras la firma, Los Polares no tardaron en entrar en el estudio de grabación, para dejar registradas sus únicas 4 canciones, en España en el EP “¡Qué chica tan formal!”. Aunque fue grabado en el mes de Septiembre de 1966, tendría que esperar hasta finales de ese mismo año, en Diciembre, para ver cómo finalmente era publicado, para el mercado nacional.
Las canciones:
- “¡Qué chica tan formal!” (“Respectable”,The Isley Brothers).
Los Polares hacen una revisión personal, cruce de «soul» y «Rock de garaje», siendo la adaptación resultante un tema muy cañero, con guitarras llenas de distorsión, y dotado de un ritmo demoledor, muy superior a la versión de los mallorquines Los Bohemios, que la grabaron con posterioridad, en 1967.
- “My girl” (C. Montes y M. Guiu).
Su potente base rítmica, de cadencia sincopada y machacona, se entremezcla de forma óptima con unas afiladas guitarras, otro buen tema cañero de este E.P.
- “La droga” (“L. S. D.”, Phil May y Dick Taylor)
Curiosamente, esta canción prohibida en medio Mundo, de The Pretty Things, un himno «garajero» por excelencia, no fue censurada en España. La adaptación al castellano de Los Polares, que ellos bautizaron escueta y explícitamente como “La droga”, es bastante fiel al título original y maldito de The Pretty Things, incluso en las referencias al LSD (unas quince, y que son pronunciadas en inglés: “el, es, dí”). Sin embargo, la letra en castellano no resulta en modo alguno comprometedora, ya que preconiza la abstinencia de su consumo, como se describe en una de sus frases, antes que el uso de esta droga (“para las fatigas”): “más vale un buen amor”. De nuevo, brillan la potencia de la batería y el bajo, que se funden a la perfección con unas guitarras verdaderamente estelares, más caña.
- “California dreamin´” (John y Michelle Phillips).
Todo un himno hippy, que fue originalmente interpretado por el combo de folk-pop y pop-rock The Mama’s and The Papa’s. En la versión de Los Polares, un chillón violín es el sonido característico de los pasajes instrumentales de la canción, en la que brillan los acordes acústicos de las guitarras, y los versos, constantemente repetidos por las voces del coro. Un excelente tema que anuncia la próxima aparición de la «psicodelia»:
Durante sus años de máximo esplendor, 1966 y 1967, la banda apareció constantemente en la prensa musical de la époa. En especial, en la revista de la Editorial Bruguera, «Fans». Debido a que su redacción se localizaba en Barcelona, sus páginas acogían con una mayor frecuencia a grupos catalanes, sobre todo, de la propia Ciudad Condal. La filosofía «filo-mod» de esta publicación, propició que se dedicaran abundantes artículos, noticias y reseñas a grupos pertenecientes a la escena del «Rock de garaje» barcelonés, de los años sesenta, como eran Los Cheyenes, Los Salvajes, Los No, Los Go-Gó, los ingleses The Mode y The End, o los propios Los Polares, que salieron en repetidas ocasiones en la revista.
A partir de 1968, se les pierde la pista, desconocemos la fecha exacta de su disgregación final, dejando atrás poco más de tres años de una corta, pero a la vez intensa, vida musical. El batería de Los Polares, Alberto López, se integró en el grupo de acompañamiento de Tony Ronald, sus habituales T. R. Selección, con los que participó en la grabación de un disco editado por Tony Ronald, el E.P. “Risas y luz”. Pasado el tiempo, Alberto López también sería músico de la banda de Georgie Dann. Después, llegaría a formar parte de Época y de Santabárbara.