LOS BRUJOS Sin ver el sol
Notas do interior do Ep
Si las canciones fueran armas de fuego estos cuatro grupos serían poseedores de un arsenal. ¿No merecen estas piezas un golpe de estado en los emisoras de radio fórmula? ¿Cómo puede seguir estando relegada una música que te llena de felicidad? ¿No escapa de toda lógica que la música POPular, el mejor artilugio contra la mediocridad, sea sólo consumida en este país por iluminados? Latosos como los que realizan el fanzine que acompoña a este 7", gentucilla como tú y como yo, que en cuanto se mete cuatro cervezas entre pecho y espalda ya empuñan lo Rickenbacker imaginaria y destrozan con sus canturracos, sus perdigones y su mal aliento, a la víctima más próxima. Si este no es tu caso y crees haber lIegado a la plena madurez, mejor ni leas ni escuches.
Tan solo en este disco que ahora manoseas se dan cita Miguel Ángel Villanueva y José Lanot, dos resistentes con el mejor gusto y las ideas más claras del pop hispano. Por orden de vetaranía ahí tenéis en primer lugar a Los Brujos, la banda del hombre sólo, el Auténtico Plomo Embrujado M. A. Villanueva que recrea con absoluta elegancia y una buena dosis de aflicción, una oscura gema de los Cherry Smash, banda emparentada con Manfred Mann pero por supuesto con menos fortuna. Su primer single "Sing songs of love" es convertido por Miguel Ángel en todo un prodigio de sensibilidad.
¿Y qué decir de los Potros? Que decir cuando llevo tanto tiempo estremeciéndome a su ritmo. Años mamando junto o ellos la sinrazón de un grupo con todos las de la ley, olvidado por cazatalentos y prensa monegasca. Este es el primer tema plastificado por Los Potros en que figura Fernando. Y si la voz de Lanot ya producía efectos medicinales, la incorporación de este completísimo fichaje a la voz y guitarra solista, les convierte en banda de clarísima altura internacional. Como se dijo de Crosby, Stills, Nash & Young, estos dos chicos nacieron para cantar juntos. De su factoría de versiones, Los Potros rescatan aquí un "As tears go by" stoniano, magnífica adaptación que, de llegar a oídos de Marianne Faithfull desencadenaría por su parte una noche de amor con José Lanot.
Tan solo en este disco que ahora manoseas se dan cita Miguel Ángel Villanueva y José Lanot, dos resistentes con el mejor gusto y las ideas más claras del pop hispano. Por orden de vetaranía ahí tenéis en primer lugar a Los Brujos, la banda del hombre sólo, el Auténtico Plomo Embrujado M. A. Villanueva que recrea con absoluta elegancia y una buena dosis de aflicción, una oscura gema de los Cherry Smash, banda emparentada con Manfred Mann pero por supuesto con menos fortuna. Su primer single "Sing songs of love" es convertido por Miguel Ángel en todo un prodigio de sensibilidad.
¿Y qué decir de los Potros? Que decir cuando llevo tanto tiempo estremeciéndome a su ritmo. Años mamando junto o ellos la sinrazón de un grupo con todos las de la ley, olvidado por cazatalentos y prensa monegasca. Este es el primer tema plastificado por Los Potros en que figura Fernando. Y si la voz de Lanot ya producía efectos medicinales, la incorporación de este completísimo fichaje a la voz y guitarra solista, les convierte en banda de clarísima altura internacional. Como se dijo de Crosby, Stills, Nash & Young, estos dos chicos nacieron para cantar juntos. De su factoría de versiones, Los Potros rescatan aquí un "As tears go by" stoniano, magnífica adaptación que, de llegar a oídos de Marianne Faithfull desencadenaría por su parte una noche de amor con José Lanot.
La banda de Domingo Patiño, Domingo y los Cítricos, tuvo su momento de actividad alrededor del 89, con canciones muy personales y una especialidad de la casa: dar vida propia a las viejas conciones de Dylan. Atravesaban un largo periodo de letargo del que salieron para grabar esta canción de amor de la etapa de Dylan con Al Kooper, originalmente incluída en su LP "New Morning" del 70. Ahora acaban de editar un nuevo LP con Fonomusic.
Pribata Idaho son actualidad entre los aficionados a la escena independiente de nuestros días. Comenzaron tímidamente con más pasión que efectividad y ahora mismo se están abriendo un hueco entre los grandes. Entre otras cosas es el único grupo hispano que se ha atrevido a versionear varios gemas de la new-wave, en esto ocasión ese ardiente "Girl of my dreams" que nos traslada a un año de buena cosecha, el 79 (tan reivindicable como el 67 o el 77 y a un francotirador de chupa y corbata llamado Bram Tchaikovsky.
Este disco es, efectivamente, como un pequeño sueño hecho realidad debiera ser utilizado para hacer apostolado del pop entre eI público despistado, que aún desconoce los verdaderas fuentes de lo satisfacción. Deberíos pincharlo al menos tantos veces como ruedas tiene esta publicación, uséase dezaoito.
Fernando Gegúndez, comentarista musical