Siempre que voy de mercadillos me gusta traer algo por lo menos para convencerme de que el viaje no fue inútil. Este pasado domingo escogí llevarme éste sencillamente por que me molaba el título de la cara B y al final he de decir que acerté con la elección. La cara A es una adaptación sosita de una pieza de Mozart que en su momento tuvo cierta repercusión.
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