luns, 2 de marzo de 2009

GARY SHEARSTON Dingo (Charisma-Fonogram, 1975) @



Hace ya unos meses, charlando con Estrume, coincidimos en el hastío que nos producen los accesos místicos de algunos de nuestros músicos favoritos. Tanto es así que el musical pareciera un campo especialmente abonado para las supercherías teológicas- seguro que ahora tenéis en mente un sinfín de ejemplos. Cierto es que no siempre son desdeñables los resultados artísticos de tales iluminaciones; y éstos son, al fin y al cabo, lo que nos interesa aquí y ahora.

El ejemplo de Gary Shearston muestra lo que sería deseable en estos casos. Nacido en el 39 en Inverell, un bucólico paraje de Nueva Gales del Sur, en el seno de una familia tradicional, y criado en la granja de su abuelo en la localidad próxima de Tenterfield mientras su padre combate en la II guerra mundial, su infancia se sucede en una serie de nostálgicos fotogramas: toda la familia cantando alrededor del piano que mamá suele tocar los domingos al regresar de la iglesia en una vieja carreta tirada por dos majestuosos caballos no menos abnegados que el pequeño poni que aguarda atado en la herrería del pueblo mientras Gary asiste a la escuela… hasta que todo cambia cuando una impertinente sequía les lleva a abandonar el rancho que el padre de Gary había recibido como veterano de guerra; deciden trasladarse a Sidney.

Tras abandonar la escuela a los 16 años, donde “no parecía estar aprendiendo nada útil”, aborda las más diversas artes y oficios: titiritero itinerante, corresponsal de prensa en turno de noche, actor de teatro y director de escena…hasta desembarcar con 19 años en su faceta de cantautor profesional; atesora un vasto repertorio extraído del folk tanto de tradición australiana como irlandesa, inglesa y americana. Su profunda voz de crooner sin afectación se curte rodando por hoteluchos y clubs mientras el folk comienza a hacerse popular en Australia.
Artigo completo
English notes from the backcover

4 comentarios:

Anónimo dixo...

Excelente artigo, moi ben escrito, digno dun requintado estilista da linguaxe. Só unha dúbida, o animal que tira do carro na primeira imaxe do texto é un cabalo ou un poni?

Anónimo dixo...

Parece un cabalo garañón, dos que coucean comentaristas retranqueiros

Anónimo dixo...

Para cando un de Peret? O certo e que todo o mundo está un pouco canso de supercherías teolóxicas, pero como ben sinala o artigo: cando resultados artísticos das iluminacións místicas non son rexeitables pois...

Ademais, Peret tamén tiña un borriquito.

Anónimo dixo...

Catro axóuxeres ten o meuuu cabaloooo
pola estraaadaaaa
(Coño, que gañou o PP):
cuatro cascabeles tiene mi caballoooo,
por la carreteeera!!!